sábado, 27 de julio de 2013

de Malovitsa a Musala



















Aquí hay que movilizarse en autobús, ya que Malovitsa se encuentra en las Rila del Noroeste, y Musala en el este. Si bien Musala es el pico más alto con 2925 metros de altura, no es el más escabroso para alcanzar su cima. Creo que los más escarpado y también lo más emocionante, es el ascenso a Malovitsa del día anterior, a 2730 metros de altura.
Saliendo de Malovitsa hay que llegar hasta Samokov. Hay un bus a las 5 de la tarde, pero si no se puede esperar, se puede hacer dedo. Fue lo que yo hice a eso de las 10 de la mañana. Un auto me alcanzó hasta el pueblo de Govedartsi, allí tomé una combi hasta Samokiv, y luego en Samokov hay que tomar otra combi hasta Borovets. En temporada salen todo el tiempo, así que no es problema.
Entre pitos y flautas llegué a Borovets a más de la 1 de la tarde. Como era tarde para hacer las 6 horas de camino hasta la cumbre, decidí tomar la góndola, pero para mi sorpresa, ese día justo no funcionaban, así que sin que me quedara otro remedio, a eso de las 2 pm empecé a caminar por debajo del cable de las aerosillas para no perderme. Luego tomé un camino de tierra. El sendero no es un sendero y está muy civilizado. Pasan jeeps todo el tiempo, las primeras tres horas de camino son de esta manera. Es incómodo y aconsejo a quien vaya, si las aerosillas funcionan que las tomen y luego sigan caminando, ya que, la mejor parte empieza en la estación final de las góndolas. Sin embargo, también aconsejaría que si hay que optar a qué sección ir de las Rila, se vaya al noroeste y se caminen los senderos de los Siete lagos, lo mejor de esta breve travesía, Skakavitsa, Ivan Vasov, y el paraíso de Malovitsa, lo valen! Recuerden que en Ivan Vasov no hay luz eléctrica y que no les pase como a mí que por no preverlo llegué sin baterías para sacar más fotos y perdí un montón de vistas de la nieve en las cumbres y los caminos, vistas que sin duda quedan en mi memoria y deseo a los demás puedan ver con sus propios ojos.
Por ahora, hasta aquí fueron las Rila para mí, queda mucho por andar. Hasta la vista, Rila!






lunes, 22 de julio de 2013

de Iván Vasov a Malovitsa














Otra vez llegué cansada. Un poco. No puedo entender que esté cansada. Será que me faltan las vitaminas y me hice adicta? 
Me fastidió la bajada. Famosa bajada a Malovitsa. Desde la cima del pico que encierra el paraje, a 2700 metros de altura y chirolas, hay que bajar a 1960. Es un suplicio.
Todo el día hubo mucha niebla, tanta que no se veía el camino, no se veían las marcas. Me perdí dos veces, pero volví atrás y me encontré. La primera vez que me perdí fue a pocos minutos de salir de Ivan Vazov. Me había dejado llevar por la intuición, y pensé que iba bien, pero decidí volver atrás porque encontré marcas que no correspondían con mi sendero, me llevaba al Monasterio, y no quería ir otra vez al Monasterio, pero sí quería venir otra vez a Malovitsa. Es tan hermoso este lugar. No pude sacar fotos todavía, de acá. Ayer, con tanta belleza de los lagos, se me gastó la batería y en Ivan Vazov no hay electricidad así que no la pude cargar. Saqué un par en el camino, con la resaca de la batería, pero muy pocas.
Hubo mucha nieve en el trayecto, ayer nevó por acá. En el caminó llovió bastante. Cubrí la mochila y aunque se me mojó el buzo porque la campera de agua la perdí en Laos, ya me cambié y tengo buzo seco.
Salí a las 8 de la mañana. A las 8 y media estaba perdida, y a las 9 y media llegué al lugar al que debería haber llegado supuestamente en una hora, el cruce de caminos por donde ya había pasado ayer. Me perdí por distraída, por cieguita sin anteojos, y por la niebla.
El camino sube mucho, otra vez, es muy agreste. Al principio hay camino de tierra, de barro por las lluvias, y después mucha piedra. Piedra a secas, grandes, y esta vez, mucha agua. Brotan arroyos y cascadas por doquier. Crucé varios tramos de nieve a las patinadas, no traje los bastones, no creí que hicieran falta, quién iba a decir que nevaría. Me hubieran venido bien en el descenso. No me caí cincuenta veces como el año pasado. Esta vez me caí menos. Tres veces nada más. Y eso que estaba más patinoso.
En total tardé 7 horas en llegar desde Ivan Vazov a Malovitsa, pero a eso hay que restarle descansos, me senté unas cuantas veces, y las dos perdidas. La segunda vez, no fue una perdida, fue una pifiada, pero esa pifiada, sin querer, me llevó a la cumbre del cero Malovitsa, 2729 metros. Espectacular! Había dos caminos con la marca roja y blanca que era la que yo seguía. Seguí una y se ve que era un camino viejo que luego de caminar quince minutos se cortó en un precipicio donde había un cartel medio borroneado pero en el que se leía claramente y con rojo STOP! Había un mástil y un monolito de piedras que alguna vez debe haber tenido una bandera. Ahí, sin saber todavía que había llegado a la cumbre, pegué la vuelta para agarrar por el otro camino que sube por el borde de rocas, similar al que hicimos el año pasado, pero va por otro lado porque no pasé el cable.

Malovitsa está más lindo. Más flores. Más verde. Más vegetación. Vi a un par de caras que recuerdo del año pasado. Este lugar es soñado. Y además de soñado, le voilà, existe de verdad en este mundo.

de Skakavitsa a Ivan Vazov-los Siete lagos




















Impresionante. No hay palabras para describir tanta exuberante belleza. Los lagos empezaron a asaltarme la vista sin darme respiro. Un después del otro.
Pero lo primero es lo primero. Y lo primero hoy fue llegar hasta la primera hizha llamada de Rilski ezero. Saliendo de Skakavitsa, la señal es clara. Se sale por donde hemos llegado. Hay una bifurcación, a quince minutos de haber salido, que ofrece tomar el sendero de la marca roja, directo hacia el lago Babreka (Riñón. Tiene esa forma), que sería el tercero, y que será el primero más llamativo que encontremos muy cerca del camino. Hay otros antes, pero son más pequeños y se ven desde arriba, aunque es posible bajar, no están tan cerca. Si uno toma el sendero marcado con señal roja, no verá los primeros lagos. Yo no agarré la bifurcación. Seguí por la señal verde, para ver todos los lagos. Este sendero, el de la marca verde, no parece ser muy transitado, iba completamente sola, hay árboles caídos en mitad del sendero, hay que rodear los troncos, y la vegetación avanza sobre el camino. Se llega la hizha tras una hora de andar. Hasta ahí también llegan aerosillas desde Pionerska, y esa es otra de las razones por las que no mucha gente usa el sendero. Prefieren no caminar.
Todo el día es en subida. Cada lago está un poco más arriba que el anterior. Los primeros lagos aparecen sobre nuestra izquierda. El primero es Dolnoto ezero, está a 2095 metros, tiene una profundidad de 11 metros y una superficie de 0.059 km2. Su nombre significa lago Bajo, y se debe justamente a que está en un área baja y colecta el agua de los otros  seis lagos. Sus costas están llenas de hierbas y algas.
Enseguida vemos el Ribnoto ezero. Lago de los peses. Está a 2184 metros de altura, tiene una profundidad de 2 metros y medio y su superficie es casi la mitad del anterior con sólo 0.035 km2. Le dicen el lago sombrío porque las montañas alrededor lo oscurecen. La superficie y las costas también están cubiertas de hierbas. Cerca de él hay una segunda hizha llamada Cedemte ezera (Siete lagos).
Apenas unos pasos más y vemos a los Gemelos, Bliznaka. Se les llama así porque aunque son dos, están unidos un angosto canal. Estos están un poquito más arriba, a 2243 metros de altura, tienen una profundidad de 27 metros y medio y su superficie es de 2.10 km2. Entre los dos se destaca una elevación, un pico llamativo y hermoso que se llama Haiduta o Haramiata.
Casi al mismo tiempo, pero sobre nuestra derecha, aparece el Riñón, Babreka. Es el más grande de los Siete Lagos y famoso centro de la danza Panevritnia, danza de la Paternidad Blanca. Está a 2282 metros, con una profundidad de 28 metros, y una superficie de 0.54 km2.
Imposible no detenerse varias veces ante tanta belleza que brota sin pausa de la faz del mundo. Hice un pequeño picnic en las costas de Babreka que son de rocas. Hasta aquí habían sido dos horas de camino desde Skakavitsa. Cerca de este lago está el pico Otovinski que es un lugar de relajación donde se reúne especialmente un grupo llamado la Hermanda Blanca. Desconozco. Sólo puedo decir que ante el espectáculo me sentí enormemente agradecida y con una paz y una alegría que me conmovían a cada paso.
Eso no fue nada. Seguí subiendo, y a 2440 metros, aparece el lago Okoto, el Ojo, la belleza es indescriptible, embriagante, me mareaban las orillas con la nieve volcándose sobre las aguas desde las montañas. Además, este lago, al ser el más profundo, 37.9 metros, e ve tan pero tan cristalino y azul. No es muy grande, 0.27 km2, pero su belleza apabulla y tuve que volver a parar un momento y sentarme a respirar junto a él.
Apenas pasar el Ojo, y subir un poco más, se divisa a lo lejos el Trebol, Trilistnika. Está cerca de los Gemelos, pero antes me lo ocultaban las montañas. Lo vemos desde arriba. Se encuentra a 2216 metros, tiene una profundidad de 6.5 metros, y 0.026 km2.
Y al final de lo que se llama el Circo de los 7 lagos, está el Salzata, la lágrima. Este lago está casi la mayoría del año congelado. Está a 2535 metros, es el más alto, no es muy grande, 0.18 km2, y tiene una profundidad de 4 metros y medio. También se le llama Gornoto. Sus aguas son cristalinas. Aquí ya estamos en la cima del cerro "Ezerni", desde la cumbre, la visión es a-lu-ci-nan-te.
Fue muy hermoso. Saqué miles de fotos, de las montañas alrededor. Las crestas intercaladas de las Rila. De los lagos. Creo haber visto muchos más de 7. Tanta belleza. El día fue espléndido. Me detuve muchas veces a mirar y admirar y sacar fotos. El camino normal llevaría desde Skakavitza, 4 horas hasta aquí, pero uno no podría hacer este camino sin detenerse, ni aunque tuviera los ojos vendados, hay algo que seguro nos detendría. La paz. El aire. El silencio. El murmullo de la montaña.
Ya después de este maravilloso espectáculo, la plenitud parecía insuperable. Se sigue derecho un poco más, pasando por el borde de la Lágrima y en un cruce de caminos, si uno quiere continuar hacia Ivan Vasov, como yo lo hice, debe girar a la derecha. Es muy fácil. Muy recto. Y la hizha se ve apenas unos minutos después. Es una hora por este camino tranquilo donde no queda más remedio que meditar acerca de lo vivido. Rememorar las imágenes que se nos han grabado en el alma. Pensé muchas veces en Martín. Cómo hubiera querido que el viera los Siete lagos.
En Ivan Vasov estoy en un dormitorio común. Cuesta 13 levas. Tomé mates y comí una ensalada, 3 levas. Y me fui a bañar al río. Fresco, pero fuerte como un cosaco como diría Michel, pelé bombacha y corpiño, y me bañé con jabón y todo. Luego me tiré al sol. Se nubló, se largó a llover, y volvió a salir el sol.

Un gato negro se subió a la banca y se sentó en mi falda.